Hemos introducido en tres años una nueva rutina que
realizamos tras el patio o recreo. Cuando entramos, nos sentamos en asamblea y
contamos uno por uno, los problemas o conflictos que nos han surgido durante el
recreo. Si son con los compañeros/as de clase, se resuelven, se pide perdón, se
da un abrazo y un beso (que les encanta) y se les aplaude por resolverlo.
A
aquellos que no han tenido ningún problema en el patio o el problema no ha
sido provocado por ellos, todos le aplaudimos por su buen comportamiento junto
con algún elogio por parte de la maestra, destacando algo positivo que ha conseguido ese
día. Dependiendo del día introducimos de vez en cuando alguna variante para que
también los niños/as con más conductas violentas puedan tener un refuerzo
positivo de sus compañeros/as.
A ellos/as les encanta y el me piden hacerla
todos los días. Es una forma de reflexionar sobre su comportamiento, buscar
soluciones, soltar energía negativa del patio y tener una recompensa en forma
de atención positiva por parte de la tutora y sus compañeros/as. Luego se
complementa con algún ejercicio de relajación.
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